En un mundo cada vez más globalizado, tener una cuenta bancaria en el extranjero ya no es exclusivo de grandes fortunas o multinacionales. Hoy, cada vez más profesionales, freelancers, expatriados y emprendedores buscan abrir cuentas fuera de su país de residencia, ya sea para recibir pagos en otra divisa, proteger su patrimonio o facilitar operaciones internacionales. De hecho, según datos del Banco de Pagos Internacionales (BIS), los créditos bancarios transfronterizos superaron los 32 billones de dólares en 2024, marcando un nuevo récord en la movilidad de capitales (BIS).
Este fenómeno no es casual. La OCDE confirma que la globalización financiera ha llevado a una creciente tenencia de activos en el extranjero, especialmente en Europa y Asia, lo que ha impulsado también una mayor regulación y control fiscal entre países (OCDE).
Abrir una cuenta en el extranjero puede ser útil por múltiples motivos: diversificación de divisas, protección patrimonial, negocios internacionales o incluso para cobrar en otras monedas como nómada digital. Pero hacerlo sin vivir legalmente en ese país requiere conocer muy bien los requisitos legales… y lingüísticos. En este punto, la traducción se vuelve una herramienta crucial, no un detalle menor.
Una palabra mal traducida en un contrato o formulario legal puede tener consecuencias graves. Como curiosidad, en 2009 un contrato bancario fue impugnado por haber traducido “shall” como “puede” en lugar de “debe”, lo que cambió por completo la obligación del banco. La importancia de una traducción legal profesional es, por tanto, mucho mayor de lo que parece.
¿Por qué abrir una cuenta sin ser residente?
Las razones son muchas y legítimas. Puede que quieras:
- Recibir pagos en otra moneda.
- Proteger tu dinero de inestabilidad política o económica.
- Preparar una mudanza o futura residencia.
- Diversificar inversiones.
- Facilitar operaciones internacionales.
Tanto si eres un empresario, inversor, nómada digital o simplemente una persona que viaja mucho, una cuenta bancaria internacional puede simplificarte la vida.
¿Qué dice la ley? Regulaciones clave
Aunque cada país tiene sus normas, hay regulaciones globales que afectan a todos:
- FATCA (EE.UU.): obliga a los bancos de casi todo el mundo a reportar cuentas de ciudadanos estadounidenses.
- CRS (OCDE): intercambia información fiscal entre países.
- KYC (Know Your Customer): todos los bancos deben verificar tu identidad, origen de fondos y actividad económica.
Y aquí es donde entra la traducción: si tus documentos no están en el idioma oficial del país o del banco donde quieres abrir la cuenta, te exigirán una traducción jurada. Esto no es un simple trámite ni algo que puedas resolver con Google Translate o con un amigo que habla bien el idioma. La traducción jurada es un servicio especializado que solo puede realizar un traductor autorizado por el organismo competente del país (por ejemplo, el Ministerio de Asuntos Exteriores en España).
Este tipo de traducción no solo traslada el contenido de un idioma a otro, sino que lo hace con validez legal, incluyendo firma, sello y declaración jurada del profesional responsable. Es decir, el banco o la entidad que la recibe puede confiar en que lo traducido refleja exactamente lo que dice el documento original, sin omisiones, interpretaciones personales ni errores técnicos.
Además, los documentos que suelen requerir traducción jurada, como pasaportes, certificados de residencia, pruebas de ingresos, estatutos de empresa o formularios fiscales, contienen terminología jurídica y financiera muy precisa. Cualquier error, por pequeño que parezca, puede provocar desde retrasos en la apertura de la cuenta hasta el rechazo completo de la solicitud. Por eso, recurrir a un traductor jurado especializado en traducción legal o financiera no es un lujo: es una necesidad si quieres que tu solicitud sea tomada en serio desde el primer intento.
¿Qué necesito para abrir una cuenta?
Aunque varía según el país y el banco, por lo general te pedirán:
- Pasaporte vigente.
- Comprobante de domicilio (factura o contrato de alquiler).
- Prueba del origen de fondos (contrato, nómina, declaración).
- Traducción jurada de todo lo anterior si no está en el idioma requerido.
¿Dónde es más fácil abrir una cuenta sin ser residente?
Algunos países facilitan más el proceso que otros. Aquí van algunos ejemplos:
- EE.UU.: Con bancos digitales como Wise o Mercury puedes abrir cuenta como extranjero, incluso sin número de seguro social.
- Portugal: Muy accesible, solo necesitas un NIF (número fiscal portugués) y pruebas básicas de identidad.
- Suiza: Sigue siendo una opción, aunque requiere más documentación y montos mínimos.
- Singapur: Ideal para empresas o inversores, aunque el proceso puede ser algo más técnico.
Cada país tiene sus condiciones. Algunos bancos permiten hacerlo 100 % online; otros te exigirán presentarte en persona. La clave está en informarse… y en tener todos los documentos bien traducidos.
Paso a paso para abrir tu cuenta bancaria internacional
- Investiga: antes de iniciar cualquier trámite, es fundamental que investigues el país donde te interesa abrir la cuenta y los bancos que operan allí. No todos aceptan solicitudes de no residentes, y algunos tienen restricciones según tu nacionalidad o el tipo de actividad económica que desarrollas. Por ejemplo, bancos tradicionales como Santander, HSBC o UBS suelen requerir más documentación y presencia física, mientras que opciones como Wise, N26 o Mercury permiten hacerlo todo online, siempre que cumplas con ciertos requisitos. También es importante revisar si el país tiene acuerdos internacionales como FATCA o CRS, ya que esto afectará a tus obligaciones fiscales. Y no olvides comprobar en qué idioma aceptan los documentos: si no es el tuyo, necesitarás traducciones oficiales.
- Reúne tus documentos: una vez elegido el banco, te pedirán una serie de documentos básicos. Casi siempre incluyen tu pasaporte vigente, una prueba de domicilio (como una factura de servicios o contrato de alquiler reciente), y algún justificante del origen de tus fondos, ya sea una nómina, un contrato, una declaración de impuestos o un certificado de actividad empresarial. Si la cuenta es a nombre de una empresa, también tendrás que presentar los estatutos de la sociedad, el acta de constitución y un listado de socios o beneficiarios reales. Todo debe estar vigente, completo y claro. Aquí es donde empieza a notarse la diferencia entre una solicitud exitosa y una que se complica.
- Traduce todo de forma jurada: este paso es clave y, a menudo, malentendido. Si los documentos no están en el idioma oficial del país (o en inglés, si el banco lo permite), necesitarás traducirlos. Pero no vale cualquier traducción: debe ser jurada o certificada por un profesional autorizado. Una traducción jurada no es simplemente “fiel”: es legalmente válida. Incluye firma, sello y declaración del traductor jurado, lo que le da carácter oficial. Muchos bancos lo exigen por protocolo interno o por requerimientos normativos. Y no es un trámite menor: un documento mal traducido puede ser motivo de rechazo inmediato o de auditoría posterior.
- Presenta tu solicitud: con todo preparado, podrás presentar tu solicitud. Algunos bancos permiten hacerlo 100 % en línea, mientras que otros requieren una visita presencial o al menos una verificación mediante videollamada. Aquí es donde agradeces haber hecho bien los pasos anteriores: si la documentación está en orden y bien traducida, el proceso suele avanzar sin obstáculos. Recuerda revisar cada detalle antes de enviar nada. Un pequeño error, como una fecha mal escrita o una página incompleta, puede hacer que el banco te devuelva todo para corregirlo, alargando innecesariamente el proceso.
- Activa tu cuenta: una vez enviada la solicitud, pasarás por un proceso de verificación. Puede incluir un chequeo de antecedentes financieros, una videollamada o la validación de tus documentos por parte de un departamento legal. Si todo va bien, te aprobarán la cuenta y te enviarán los datos necesarios para activarla. En la mayoría de los casos, deberás realizar un primer ingreso —aunque no siempre es obligatorio— para empezar a operar. A partir de ahí, ya tendrás acceso a transferencias, pagos internacionales, banca digital y servicios según el tipo de cuenta contratada.

¿Por qué es tan importante una buena traducción?
Porque un error en un documento legal puede costarte dinero, tiempo… o incluso la oportunidad de abrir la cuenta.
Algunos errores comunes:
- Confundir términos técnicos como “account holder”, “beneficiary”, “trustee”.
- Malinterpretar cláusulas con obligaciones (deber) como si fueran permisos (poder).
- Dejar fuera información clave por no comprender un formulario.
Una traducción jurada de calidad garantiza:
- Fidelidad al documento original.
- Validez legal en el país destino.
- Tranquilidad para ti y para el banco.
¿Y los impuestos?
Tener una cuenta en el extranjero no es ilegal, pero sí hay que declararla en muchos países:
- En España, si el saldo supera los 50.000 €, debes presentarlo en el Modelo 720.
- En EE.UU., el formulario FBAR es obligatorio si el total supera los 10.000 USD.
- En países como México, Argentina o Colombia, también existen requisitos específicos.
Y nuevamente: ¡estos formularios deben estar bien traducidos si los presenta un tercero o si los bancos requieren documentación adicional!
¿Qué bancos digitales permiten hacerlo más fácil?
Algunos bancos online y fintech facilitan el proceso sin exigirte residencia:
- Wise (antes TransferWise): ofrece cuentas multimoneda con IBAN europeo.
- Revolut: cada vez más aceptado, aunque depende del país.
- Mercury o Relay (EE.UU.): ideales para startups y emprendedores globales.
- N26: muy popular en Europa.
Aun así, cada plataforma tiene sus reglas, y todas exigen documentos con validez legal.
Cómo elegir al traductor adecuado
No todos los traductores sirven para este tipo de documentación. Asegúrate de que:
- Sea traductor jurado o certificado.
- Tenga experiencia en traducción legal o financiera.
- Conozca bien el idioma jurídico, especialmente si es inglés legal.
Si vas a presentar documentos ante un banco suizo, portugués o estadounidense, necesitas asegurarte de que la traducción tenga la validez y el estilo legal apropiado para cada país.
Errores comunes que debes evitar
- Enviar documentos sin sello ni firma del traductor.
- Omitir anexos o documentos complementarios.
- Usar plantillas de internet sin revisar su validez legal.
- Entregar documentos caducados o sin actualización fiscal.
Abrir una cuenta bancaria en el extranjero sin ser residente es completamente posible, pero como ya has visto, hay un ingrediente clave que no puedes subestimar: la traducción legal. Un error en un documento puede hacer que tu solicitud se retrase, se rechace… o incluso te complique con Hacienda. No dejes que una palabra mal traducida se convierta en un obstáculo innecesario.
En Alos llevamos más de 20 años ayudando a personas y empresas a cruzar fronteras con confianza. Contamos con traductores jurados y expertos en inglés legal, y ofrecemos también formación especializada en inglés jurídico y financiero, para que estés preparado para lo que viene. Porque abrir una cuenta es solo el comienzo. Lo importante es hacerlo bien, desde el primer documento.
Preguntas frecuentes (FAQs)
Sí. Muchos bancos online permiten verificación por videollamada. Aun así, algunos países exigen una visita presencial para el primer depósito o firma.
Si los documentos están en otro idioma al oficial del banco, sí. La traducción jurada da validez legal al documento.
Puede hacer que tu solicitud sea rechazada, o incluso acarrear consecuencias legales si la información se interpreta de forma incorrecta.
Depende del idioma y del número de páginas. Pide presupuesto personalizado.
Sí. Pero debes declararlas según la normativa de tu país.




