En la Comunidad Valenciana, la reciente convalidación del título de C1 de valenciano ha generado controversia y debate.
Esta nueva normativa, implementada este mes de octubre, permite a miles de personas obtener automáticamente un certificado de nivel C1 (mitjà) o B2 de valenciano, sin necesidad de realizar pruebas adicionales. Esto aplica a quienes hayan aprobado la asignatura de valenciano con al menos un 7 en Bachillerato o en la ESO desde el curso 2008-2009, haciéndolo retroactivo para una gran cantidad de estudiantes.
El principal objetivo es simplificar el proceso y reconocer las competencias lingüísticas adquiridas en el sistema educativo, sin trámites burocráticos ni coste para los solicitantes. La validación se hace de manera automática por los centros educativos y las notas se incorporan a través del sistema ITACA, que permite expedir los certificados sin intervención directa del alumnado. Hay quien cree que se trata de una medida justa y eficaz: «si ya estudié un idioma y demostré sacar buena nota en un nivel concreto, ¿por qué no voy a tener un certificado que lo acredite?»
Sin embargo, también ha habido críticas. Algunos opositores argumentan que esta convalidación podría reducir el rigor y valor del título, al no requerir que los alumnos demuestren sus habilidades de manera práctica, como sucede con los exámenes oficiales de la Junta Qualificadora de Coneixements de Valencià (JQCV). Otros sostienen que, aunque muchos estudiantes puedan haber aprobado la asignatura de valenciano, no todos necesariamente poseen el nivel de competencia exigido para un C1, lo que podría desvirtuar el valor de la certificación del conocido como «mitjà».
Además, hay confusión sobre los trámites necesarios para quienes cursaron estudios antes de la fecha límite. Estas personas deberán solicitar el certificado de manera telemática, presentando la documentación correspondiente si no se encuentra registrada en los sistemas digitales.
Valenciano: facilitar el acceso a procesos de oposición
A pesar de las críticas, el gobierno valenciano ha defendido la medida como una forma de modernizar la validación de competencias lingüísticas y ampliar el acceso al certificado, particularmente en el ámbito laboral y educativo. En un contexto donde el valenciano es un requisito en muchas oposiciones y empleos públicos, esta convalidación facilita el acceso a dichas oportunidades para un número significativo de personas.
En definitiva, este cambio ha abierto un nuevo capítulo en la política lingüística de la Comunidad Valenciana, con claras ventajas, pero también con dudas sobre su impacto en la calidad y reconocimiento del nivel de valenciano. Como en todo proceso de transformación educativa, queda por ver si se implementarán ajustes para satisfacer tanto a los beneficiarios como a los críticos.
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