Traducción médica, la cura de la comunicación intercultural

La traducción médica siempre ha sido de vital importancia pero es ahora, durante esta emergencia sanitaria internacional cuando se vuelve indispensable. De no ser por los traductores médicos que llevan desde el comienzo de la pandemia haciendo de enlace entre los laboratorios y hospitales y nuestros hogares, probablemente nunca hubiésemos tenido acceso a información importante. Cómo debemos colocar correctamente una mascarilla o lavarnos las manos para prevenir los contagios y garantizar la seguridad ciudadana son solo algunos ejemplos.

 La traducción médica de calidad garantiza una óptima comunicación entre diversos emisores y receptores ¿alguna vez os habéis preguntado qué ocurriría si no pudiéramos leer los prospectos de los medicamentos que tenemos que tomar? Debido a la cotidianeidad de esta acción, pasa tan desapercibida como el trabajo de los profesionales de la traducción en este campo.

Más allá de la traducción puramente médica

El espectro de la traducción trasciende los entornos de la salud y se extiende hasta alcanzar contextos como los de los migrantes o refugiados. Estos llegan a países europeos en busca de un futuro mejor sin, muchas veces, tener conocimiento del idioma vernacular. Cuando se dan estos supuestos se hace indispensable alguien a su lado que les ayude a comunicarse; puesto que esto no es siempre posible, la existencia de proyectos europeos como Compass – ya concluido y en el que tuvimos el placer de contribuir – rompe barreras culturales e idiomáticas para facilitar la comunicación entre partes de procedencias diversas.

Nos gustaría concluir esta publicación hablando de Radix, la continuación natural de Compass. Una vez las personas migrantes se encuentran en su destino, el contenido creado para este proyecto pretende resultarles de ayuda en su inserción social y laboral. Radix tan solo acaba de arrancar pero ya es posible ver cómo cambiará la vida de muchos migrantes. Pronto os contaremos más, solo quisiéramos añadir que: la cura para las barreras idiomáticas reside, una vez más, en la traducción y en la comunicación.

¡Nos vemos en la próxima entrada!